Ya se lleva hablando sobre él bastante tiempo, por los
aledaños del Sánchez Pizjuán, y creo en estos momentos que sería una buena opción para la campaña venidera.
Joaquín no será recordado por Sevilla, por ganar títulos, pero se distingue por
confiar en la cantera, y por su habilidad para obtener el máximo rendimiento de un equipo diseñado con jugadores firmados por cantidades insignificantes.
Dirigió el club en una situación caracterizada por
unos recursos financieros escasos basada en el trabajo de las categorías inferiores del club, cuando llegó el club
estaba en Segunda División y lo
dejó situado en la élite del fútbol español.
Entre sus grandes descubrimientos se halla la implacable defensa que formó con dos centrales
relegados como Pablo Alfaro y Javi Navarro.
Baptista llegó como un centrocampista de
corte defensivo, y
le convirtió en un mediapunta potente y peligroso. Por su parte, un inadvertido
Dani Alves inició con Caparrós un impredecible
progreso que le colocaría posteriormente
en la agenda de los grandes clubes.
Además
dio la titularidad a unos
menores de edad llamados
Sergio Ramos y Jesús Navas.
Creo ciegamente que sería el entrenador ideal, para llevar las riendas definitivas del futuro proyecto, que sería completamente diferente al que tuvo en sus inicios y tantas alegrías nos deparó.
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