Se cuenta que un grupo de personas se divertía con el tonto de la aldea.
Un pobre infeliz, que vivía de pequeñas limosnas, diariamente ellos llamaban al tonto al bar, donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de gran tamaño y menor valor, y otra de menor tamaño y de mayor valor.
El siempre escogía la de mayor tamaño pero menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Cierto día, alguien que observaba al grupo le llamó aparte y le preguntó si todavía no había entendido que la moneda que escogía tenía menos valor. El tonto le respondió, lo sé, no soy tan tonto, ella vale menos, pero el día que escoja la de mayor valor, el juego se acaba y yo dejo de ganar mi moneda.
Conclusiones:
Quien parece más tonto, no siempre lo es.
Una ambición desmedida, puede acabar cortando tu fuente de ingresos.
Podemos estar bien, aún cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros.
Lo que importa no es lo que piensan, sino lo que sabemos que realmente somos.
Proverbio Chino
Aquel que pregunta es un tonto por cinco minutos,
pero el que no pregunta permanece tonto por siempre.
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