Cualquiera es bueno para despertar, cebarse, respirar y salir de los atolladeros a costa de
un Sevilla muerto, sin ideas, al que el cambio de banquillo le ha servido de poco o nada.
Un Sevilla que en las vísperas del partido
nos hacía creer, esperar, soñar con un cambio en su juego gracias a la mano de Míchel, incluso en los comienzos del partido todo apuntaba a ver alguna mejoría. Pero no. Todo fue un mero espejismo y volvimos por nuestros fueros, por nuestro mal juego, por nuestas pérdidas de balones innecesarias, nuestro torpe andar en ataque, nuestros fallos defensivos ¿cuándo van a devolver a Fazio al Sevilla Atco?, o voy más allá....a Ferrocarril Oeste y que no vuelva ni de vacaciones. Dos fallos en la marca en la primera mitad pudieron dar al traste mucho antes con el partido.
¿A qué jugamos?.
Nos estamos metiendo de lleno en lo que, a buen seguro, será nuestra pelea esta temporada, no descender, no meternos en el "bujero" de los malos, aunque a este paso para buscar a uno más malo que nosotros deberíamos rebuscar en la parte media-baja de Segunda División.
Habrá ahora quien me diga que el entrenador acaba de aterrizar, que no ha tenido tiempo, que estoy exagerando, que soy un derrotista (me río yo del que me tachó así en su día), que no confío en mi equipo y mil cosas más que a lo mejor yo me atrevo a decir y no hago más que plasmar el sentir de la mayoría de los sevillistas.
¿Babá?
¿Para qué se ha fichado al negrito?. No contó para Marcelino y parece que tampoco lo hará para Míchel. Todos prefieren a un agotado Kanouté. Evidentemente el malí no tiene la culpa de hacerse viejo y mucho menos de los males de un equipo tan malo pero hay que reconocer que el revulsivo para esto tiene que venir de juventud, ganas y fuerza, casi todo lo que a estas alturas le faltan a la pantera y seguro le sobran al recién llegado.
El calendario venidero no augura nada bueno. Osasuna, Valencia.....pero vamos, como si fueran el Calahorra y el Palamós, ahí estamos nosotros para alegrarles la noche.
Grande Sevilla.