Que ellos se apañen como puedan. Que se pongan de acuerdo como entiendan oportuno si es que hay desacuerdo alguno entre quienes deben tirar de nuestro carro en el cesped y en el palco.
Nosotros, el sevillismo, si queremos, podemos volver a soñar. Podemos volver a constituir nuestros sueños en nuestro objetivo. Ese sueño que se había hecho realidad y dimos por hecho que ya era nuestro, y que con aparecer por el estadio que tocase ya estaba todo hecho.
Pero no, la realidad exigía multiplicar el esfuerzo, porque quisimos vivir esa realidad y no el sueño que exigía el esfuerzo mantenido, diario, cotidiano, mayúsculo de ser humildes y de olvidarnos de ayer y de pensar en ese día a día, en ese partido a partido que nos llevó a la senda que ahora no queremos recuperar, quizá, porque obliga a meter el hombro que cuando lo introdujimos y empujamos a la vez no hubo quien
"nos pusiera la pierna encima...".
Por eso, porque ahora volvemos a aquella situación que un día nos inspiró y nos impulsó a soñar, hemos de volver a soñar, a tirar de nuestro SFC para llegar donde jamás había llegado nadie de nuestra misma tierra y ser los encargados de colocar nuestra bandera por méritos propios, porque la historia así lo tenía previsto por hecho y por derecho.
Sin embargo, aquello que ya pasó, es lo que queremos recuperar y también, (posiblemente sobre todo), es cosa nuestra.
La "R" de realidad no esta en nuestro nombre; la "L" de luchar se repite en cada palabra de Sevilla Fútbol Club.
Hermanos Sevillistas, volvamos a soñar, va en nuestros genes.
¡¡¡VIVA EL SEVILLA!!!
#ahoramásquenuncaSevillaFC <
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