¿Acaso dudaban los lagartos de la educación de Caparrós?.
Pues ahí lo tenéis. Coreáis su nombre, os acordáis de su familia y él va y os saluda como Dios manda.
¿Acaso todavía dudaban los lagartos del sevillismo del utrerano?.
No se pueden hacer las cosas más redondas. Primero disfruta como un sevillista más de la manita al eterno rival, después se deja ir para que su equipo del alma no tenga problemas en pasar la eliminatoria. Más tarde, por si lo otro fuera poco, llega al Manuel Ruíz de Lopera, Benito Villamarín o como quieran llamarlo los vecinos, y baja los humos de los verdes ganando y al parecer de forma poco acertada por parte del árbitro y sus linieres.
Y....
Por si todo lo anterior no fuera suficiente, encima muestra orgulloso la manita famosa.
Grande D. Joaquín.
Al menos en estos dias en los que no está el horno para bollos en Cá Sánchez, se agradecen estos gestos de educación en casa ajena.
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chorly