Qué poco hizo falta para pasar de la euforia de los tres puntos a la decepción del pírrico punto que nos traímos para Nervión en la noche de ayer.
En un partido que se nos pone de cara en el minuto 2 de juego, que casi que rematamos en la primera parte con el segundo, que tuvimos ocasiones para machacar con el tercero y lo más importante...que supimos mantener a raya al Real Valladolid durante todo el partido, únicamente se vieron con moral de poder intentar la hazaña en los primeros compases de la segunda parte.
Que poco le hizo falta a los pucelanos para salvar un partido que no supieron jugar en ningún momento. Tan sólo tres minutos y la suerte de clavarla en la escuadra en dos acciones aisladas.
Qué poco faltó para que se me quedara la cara como a todos los sevillistas...DE TONTO. De impotencia y de total inapetencia para todo lo que se tuviera que hacer a posteriori..."coño" incluso el sueño me privó el malestar que me recorría el cuerpo.
Pocas vamos a tener tan claras esta temporada. Seguimos batiendo récords negativos como el de ser el equipo al que más veces le remontan los partidos o llevar ...¡¡ yo no sé cuántos partidos o meses !!...sin ganar a domicilio en Liga.
Si es verdad que ayer estábamos plagados de bajas, pero también es verdad que quizás jugamos uno de los mejores, sino el mejor, partido a domicilio en lo que va de temporada, así que no me vale la excusa de los lesionados.
A Emery posiblemente le achacaría el cambio de Gameiro por Bacca. No hacía falta realizar este cambio de hombre por hombre arriba y a lo mejor sí reforzar el medio campo.
En fin, aun después de muchas horas pasadas todavía tengo la cara de tonto de ayer.
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