Se veían como líderes en solitario los colchoneros antes del partido, sin ni siquiera conocer las pretensiones de quien llevaba siete jornadas sin perder (ocho con la de hoy). Un Sevilla muy diferente de una mitad a otra. Una primera parte donde dimos el sitio y el balón a los atléticos, más bien porque éramos incapaces de dar dos pases seguidos que por táctica ensayada. Mal, muy mal en ese primer embite en el que para colmo de males se empeñaba en hacerlo todavía peor Carriço, por su lentitud en el centro del campo llega el tanto colchonero, mejor el portugués en la segunda parte en el centro de la defensa.
En esta segunda mitad, cambio radical de los nuestros, con posesión de pelota, con sentido y arrinconando al Atco. en su parcela para desesperación de su parroquia que se mascaba lo que iba a ocurrir más pronto que tarde.
Penalty claro a Bacca que Rakitic no perdona aunque a punto estuvo el gigantón belga de desviar. De ahí al final lo más reseñable quizás fuera la injusta expulsión de Alberto Moreno, o al menos yo aun no me he aclarado por lo ocurrido.
Si desesperación tenía la afición atlética, que veía como se le escapaba la posibilidad del liderato en solitario, más se desesperaba el antifútbol de Diego Costa al que Fazio supo entenderlo sobre todo en el último tramo del partido en donde capéo una y otra vez al brasileño picándolo incluso para provocarle.
Hemos sumado en un campo difícil, hostil y en el que los últimos años no saliamos bien parados. Lo hemos hecho este año, esta temporada en la que los vecinos de Madrid se lo creen sobremanera. Les hemos bajado los humos un poquitín.
Como se suele decir en estos casos, no debemos perder en casa lo obtenido fuera, así que debemos refrendar contra el Levante los puntos conseguidos y aumentarlos por obligación.
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