Seguimos haciendo historia de la mano de Unai Emery. Sigue demostrando el vasco su capacidad de manejar un equipo un jueves y otro diferente el domingo siguiente.
Ayer volvimos a ganar en casa y lo hicimos como lo venimos haciendo en las últimas jornadas a excepción del día del Barsa, con autoridad, casta y coraje.
De nuevo teniendo que barajar a la plantilla para que le salga un once ideal cada partido y si en algo se equivoca pues lo enmienda con la sabiduría de pocos entrenadores de este país y fuera de él. Es algo que también ha demostrado con creces.
Ayer no parecía un partido de los más difíciles que hayamos tenido, a priori, después nunca se sabe. Y así fue. Lo poco que inquietó el Rayo a Sergio (espectacular el de Montequinto) fue porque nosotros quisimos que llegaran, bien por nuestro relax propio del marcador o bien por alguna desaplicación de medio centro en adelante, que fueron contadas.
Esperamos nuestra ocasión de abrir tablas, como siempre, con confianza en que llegaría más pronto que tarde y con la constancia de no dar nunca nada por perdido, clave en nuestros últimos éxitos. Y llegó. En el minuto 17 es Iborra, ese falso delantero centro que tenemos, el que de nuevo se coloca en el sitio ideal para culminar el pase de Diogo, el portugués llegó hasta la cocina rayista.
Antes del descanso ponemos tierra de por medio, por si acaso al Rayo le diera por convertirse en el Bayern en la segunda parte y es Carriço el que peina un pase medido de Denis en el minuto 43.
La segunda parte es rara, rara, rara....
El partido muy bien pudo terminar con un seis a uno o cinco a dos, siempre a nuestro favor. Entre el gol anulado a los madrileños, que aun no sé por qué, y las ocasiones que fallamos arriba, propias de patio de colegio, es increíble que se creen tantísimas ocasiones en las que llegábamos con un cuatro para dos en ventaja y que no las materializáramos, ahí están las de Reyes, Gameiro, Deoulofeu, Denis, Bacca. Menos mal que sacamos el partido con la solvencia de los equipos grandes que si no hubiese sido para muchos titulares de prensa en el día de hoy.
Mención especial para el partidito de ayer de Deoulofeu. El catalán no aprovechó su oportunidad, aunque más bien fue el interés de Emery que la oportunidad para el jugador. Al míster se le quedó corta la plantilla debido a los desafíos que se le vienen encima y tiró de castigados para llenar huecos, así el barcelonista no hizo mérito alguno para un posible perdón y Aspas mucho menos. El gallego apenas estuvo diez minutos sobre el céped en los que no recuerdo que tocara pelota alguna.
Tres puntos más para dormir en Champions de momento. Para seguir imbatidos en Nervión y con la clasificación europea conseguida. Ahora a esperar al Madrid con toda su jerarquía y monopolio pero que recuerden los merengues que para ganar en el Sánchez Pizjuán.....
HAY QUE PEDIR PERMISO
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