Por más vueltas que le doy al día después. Por más que trato de pasar página. Por más que intento evitar ver alguna imagen del partido. Siempre está el atento fotógrafo para la ocasión. La instantánea perfecta, aquella que se encarga de hacernos mantener viva la imagen de fracaso del partido de ayer. "Dale Álvaro" "No, Javi cógela tú".... Y llegó Nano, sí Nano, ese que echaron del eterno rival por malo.
Llegó y se rió de todo el sevillismo. Hoy, el día después del CHISTE no hay otro comentario en las barras de las birras. Todos se mofan de lo mismo. Hasta el sevillismo ríe su propia realidad. Hoy, el día después del clásico, ese clásico que hizo pantalla a todo lo demás que pudiera ocurrir futbolísticamente hablando. Hoy nadie hablaba del clásico. Todos hablaban de lo mismo. Del chiste de Valencia. Porque la noche fue completa para los chistes a un lado y a otro de la misma ciudad levantina y de la misma ciudad hispalense.
Hoy, el día después, sigo dolido y avergonzado por lo de ayer. Nadie es capaz de quitarme de la cabeza que este tipo de ridículos sólo lo hacemos nosotros, aunque habrá quien no lo vea como un ridículo sino la mala suerte del momento o como he oído hoy...si en vez de Negredo es Spahic....si en vez de Negredo es Cáceres....si en vez de Negredo es Escudé.... Cualquiera de ellos le hubiera roto las manos a Javi Varas en el intento de despejar el balón.
Pero no. Fue Álvaro Negredo. Y Álvaro Negredo se lleva las iras de la afición. Esa afición que no ve que para que esa jugada se diera, tuvo que rematar un tío completamente solo en el segundo palo. ¿Quién cubría a ese tío?. Cualquiera de los que la afición hubiera preferido bajo palos en el momento del CHISTE. Con los merengues no gozaremos de las mismas oportunidades de gol que tuvimos anoche frente al Levante y si encima seguimos con el CHISTE pues mal vamos.
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