Poco a poco, año a año hemos ido viendo como todos aquellos que nos llevaron por los caminos de la gloria futbolística se fueron marchando. Unos porque abandonaron la práctica del futbol, otros porque ofertas de otros clubes les llevaron a vestir otras camisetas (Martí, Navarro, Castedo, Capel, Pablo Alfaro, Luis Fa, Kanoute...), otro porque... porque el destino es así y también eso nos tenía que tocar vivirlo, Antonio Puerta.
Y en las gradas unos sucedimos a otros, y a la vez otros ocuparan nuestro lugar...
Sólo, únicamente hubo algo que prevaleció ante tantísimo cambio: el Sevilla Fútbol Club, el que siempre prevalece, dicen ahora que desde 1890.
Son tiempos estos de dudas, pero de dudas sobre lo de siempre: si rendirán todos estos que ahora seguirán llegando, tras irse esos de los que algún día hablaremos a quienes, esperemos, les toque el privilegio de vivir esas mismas noches por Europa, de finales siempre ganadas, de calles de Sevilla irreconocibles de tanto blanco y rojo saturadas recibiendo héroes llegados de Eindhoven, Glasgow, Madrid, Barcelona, Mónaco...
Héroes que una vez también fueron dianas de nuestras dudas: ¿quién era Dani Alves, Kanoute? ¿Por qué se fichaba a un jugador "quemado" como Luis Fa? ¿Cómo se ficha a un tio con las rodillas rotas como Javi Navarro? ¡Cuántas cosas tuvimos que oir de tanto listo que se las tuvo que tragar!
Las mismas cosas que estaban deseando repetir a poco que fallasen quienes en estos años de progresiva transformación de la plantilla fueron llegando: Mosquera, Acosta, Konko, Romaric, Rakitic el más reciente... Buitres a quienes si no hay carroña se la inventan, y a quienes en algún caso, el propio club tuvo el detalle de premiarles, reconocerles por motivaciones que gran parte del sevillismo continuamos sin entender.
Toca, ahora que todo parece empezar de nuevo, comenzar a cerrar filas en torno a nuestro SFC, plantilla, cuerpo técnico, Consejo de Administración, etc., por más que algunas cosas de estos últimos no nos esten gustando, porque lo que para el sevillismo está en juego no son ellos, nuestro rectores, a quienes hay que reconocer su buen hacer durante años que, en algún caso, ha ido degenerando en ciertos tics de autoritarismo caprichoso que esperemos no derive en nada perjudicial para nuestro club y sus intereses deportivos. porque se están haciendo cosas, y teniendo ciertos gestos que, a poco que la nave falle, la gente no va a mirar para el césped, sino al palco y a algún sillón en particular.
Lo que está en juego es el SFC y su vuelta a ser el que fue en liga, el que se paseó por Europa y el que en Copa, si no llegaba a la final, era porque algún valdano de turno metía el miedo en el cuerpo al del pito que tocase.
Por todo eso, lo que pasó, pasó. Quienes pasaron ¡qué privilegio el vuestro haber vestido semejante camiseta!, pasaron. Y ahora a permanecer centinelas de los nuestros y guardianes ante quienes no visiten, porque el SFC somos todos, como siempre, para siempre.
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